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5 Datos para recordar a Pedro Rodríguez a 51 años de su partida

11 Julio 2022  04:51 PM

Ha pasado más de medio siglo del adiós del más grande piloto mexicano de todos los tiempos y la organización de la F1ESTA le rinde este homenaje.

Pedro Rodríguez de la Vega es una de las máximas figuras del automovilismo mexicano de todos los tiempos. Sus triunfos no se limitaron a Formula 1, al contrario, fue uno de los pilotos más completos de la historia y sus legendarias victorias en carreras de resistencia le llevan al nivel de leyenda mundial.

Su habilidad de manejar bajo la lluvia, en la noche y de brillar en autos inferiores, le llevó a ser considerado el mejor piloto de su tiempo, e incluso el gran Jackie Oliver afirmó que de todos los pilotos con los que se enfrentó o participó “Pedro era el mejor”.

A 51 años de su fatídico accidente en Núremberg, Alemania (11 de julio 1971), en el cual México perdió a su más grande representante, te compartimos estos cinco datos del gran Pedro, que tal vez no conocías.

¿Y el himno?

Cuando Pedro consiguió su primera victoria en la Formula 1, el Gran Premio de Sudáfrica de 1967, en Kyalami, el mexicano subió a lo más alto del podium esperando que sonara el himno nacional.

Sin embargo, en lugar de ello, la música que salió de los magnavoces fue “South of the Border”, ya que entre los discos que tenía la organización de la Formula 1 no se encontraba el himno mexicano.

Cuatro infaltables en la maleta

Ese suceso nos lleva al segundo. A partir de entonces, Pedro empacaba un disco con el Himno Nacional Mexicano a todas sus carreras, para que nunca más le volviera a suceder. Pero no era lo único que siempre le acompañaba, pues  siempre ponía en la maleta una bandera mexicana, una gorra de cuadros al estilo Sherlock Holmes, y una botella de salsa Tabasco.

Un dios en Daytona

Como hemos platicado, Pedro no sólo era rival en los autos fórmula. Rodríguez es un dios en el legendario Daytona, al conseguir cuatro victorias inmaculadas.

La primera de ellas se dio en 1963, en las 3 Horas de Daytona, a bordo de un Ferrari 250 GTO. Al año siguiente la distancia creció a 2000 kilómetros, y al lado de Phil Hill, de nuevo con Ferrari, repitió el triunfo.

Para 1966 la carrera cambió a 24 Horas de Daytona, y fue en 1970, compartiendo el Porsche 917K con Leo Kinnunen y Brian Redman, que de nuevo subió a lo más alto del podium.

Para no dejar duda de que era el “amo” de Daytona, repitió el triunfo al año siguiente, únicamente con Jackie Oliver como compañero del Porsche.

Llámenlo “Velocidad”

En 1971 el JW Automotive Engineering era el equipo favorito al triunfo para las 24 Horas de Le Mans. En sus filas, el exganador Pedro Rodríguez hacía dupla, de nuevo, con Oliver.

En los entrenamientos de abril, Oliver se convirtió en el primer piloto en marcar una vuelta con promedio de 250 km/h. Una cosa es hacerlo en ensayos, y claro que tiene que su dificultad, pero tuvo que llegar la calificación para que el gran Pedro “volara” en los caminos franceses para marcar una vuelta de 3:13.9 para llevarse la pole position, también por encima de los 250 km/h.

Rodríguez colocó el Porsche 917LH al frente del paquete en el antiguo esquema de trazado, para imponer un récord que sobrevivió a la “época de los excesos” en los motores y que es la vuelta más veloz en la historia.

“Ojos de gato”

Pedro tuvo triunfos en Sudáfrica, Bélgica, Italia, Inglaterra, Canadá, Estados Unidos, México y Austria (entre otros países), pero el más sonado entre la afición en lo general, el que confirma en un sólo día toda su grandeza, fue el obtenido en esa población francesa llamada Le Mans.

Fue en 1968 cuando se elevó al Olimpo de los motores. Debido a las protestas del mayo parisino, las 24 Horas de Le Mans se pospusieron a septiembre, cuando la noche es más larga. Y fue entonces, a bordo de un Ford GT40, al lado de Lucien Bianchi, cuando tocó el cielo.

Conocido por su gran manejo en lluvia y bajo la noche que le hicieron -previamente- del mote de “Ojos de gato”, Pedro no hizo sino más aumentar su leyenda al manejar dos turnos consecutivos y finalmente obtener el triunfo general.

Estos son solamente cinco momentos y datos del mejor piloto mexicanos de todos los tiempos, no necesariamente sus mejores logros deportivos, pues fue bicampeón del Mundial de Marcas, y algunos expertos enaltecen lo logrado en los 1000 kms de Austria (1971), el Gran Premio de Bélgica de Formula 1 (1970) o los 1000 kms de Brands Hatch (1970).

Valgan estas líneas como un humilde homenaje al piloto que junto a su talentoso hermano Ricardo, da nombre al autódromo de la Ciudad de México.