El Ferrari de Vettel iba primero. Con estupendo pit stop Bottas se adelanta.
Provoca el viraje, un coche de seguridad. Red Bull calza neumáticos “blandos” frescos, hace un gran cierre y así, es que gana el australiano

Como en botica de las de antes, este tercer Grand Prix del año tuvo un rico surtido.

Hubo de todo, empezando con una carrera muy ordenada en sus primeros compases, cuando Sebastian Vettel encabezaba el desfile ordenado; acaso, con una pobre largada del compañero del líder en los coches rojos, Kiimi Raikkonen, que se durmió otra vez y dejó escapar a Valtteri Bottas con su Mercedes. Lewis Hamilton un tanto conservador, corría para ser el cuarto esperando el error de quienes marchaban delante.

Vino el primer cambio de gomas y el equipo de la estrella de tres picos, se pulió con un canje muy rápido de las cuatro ruedas de Valtteri. Al poco rato, era el finés más joven quien hacía punta por delante de los 19 lebreles.

Calma chicha y de pronto, que se desata la súbita tempestad.

A la altura del giro treinta se atropellan entre sí los carros de Toro Rosso, por culpa de Pierre Gasly que da contra la humanidad de su compañero, Brendon Hartley.

El detritus de la pista con tanta pedacería regada, obligó a que saliera la patrulla de seguridad y con su intervalo, la carrera cambió de tesitura: los Red Bull muy aguzados entraron a montar las gomas amarillas, más duraderas; mientras que los cuatro pilotos delanteros siguieron con las blancas, que permiten menos rapidez.

Una vez que los de las bebidas del toro, las han puesto a la temperatura ideal: empiezan su ataque muy incisivos y bien escalonados Max Versatppen, así como Daniel Ricciardo. En cosa de unos giros más, ya estaban casi mordiendo los mofles de sus rivales que antes navegaron tan tranquilos.

Primero despacharon a Kimi por las buenas. Y luego, en una de esas maniobras excesivamente osadas que tanto le apasionan Verstappen, rozó contra Hamilton y se despistó. Regresó para poco después, golpear a Vettel; los dos giran revoloteando sobre el asfalto y es cuando Ricciardo aprovecha para dejarlos detrás de sí, muy a gusto.

Luego, fue asunto de liquidar a Hamilton y ya en el último jalón a Bottas, para ponerse en la punta y no aflojar más. De esta manera, dio una exhibición de sosiego, madurez y precisión: y por eso fue que ganó por sexta vez en su paso por la Fórmula 1, para embolsarse la primera de este año. Muy merecido triunfo, porque sin tanto aspaviento hizo nota a nota, lo que se debe para adueñarse de la victoria.

Max sufrió una penalidad de 10 segundos en su crono final, que al término de la prueba no le supo ni a melón porque a pesar de eso, acabó siendo el quinto en el orden. El cuarto lugar, lo alcanzó a librar Lewis.

El tercer puesto había sido para Kimi que se recuperó algo en el jalón final y el segundo, para Vatteri que salvó hasta donde pudo, los muebles de Mercedes.

También entraron en la rifa, sacando puntos: Nico Hulkenberg de Renault; con Fernando Alonso y su McLaren enseguida, el séptimo.

A poco, llegó Vettel que se desplomó hasta el octavo puesto, ya casi sin cauchos. El que venía detrás ha sido Carlos Sainz, en otro de los coches franceses en amarillo y negro. Y con la última anotación se ha quedado Kevin Magnussen, quien obtiene la del honor para su equipo Haas.

Esteban Ocon y Sergio Pérez volvieron a salir con las manos vacías. Quisieron pero no pudieron.

Gasly también recibió un penalti de 10 segundos y cerró su labor como el 18º. Por delante de Charles Leclerc de Sauber y Hartley, a quien le faltó poco, porque abandonó a falta del último suspiro.

Tres situaciones se combinaron rete bien para que esta carrera, un tanto loca, terminara como acabó: el choque entre dos amigos, el safety car y la jugada tan inteligente en el murete de Red Bull, que fueron la causa.

El efecto principal ha sido que, la brecha entre los dos punteros del torneo se cierra. Vettel sigue dominando, pero ahora ya nada más con 9 puntos sobre Hamilton y no con 17, como llegaron a Shangai.

Esto, es un anuncio muy claro de que el campeonato se enciende y de que llegará a México bien prendido.

En un abrir y un cerrar de ojos estará aquí la última semana de octubre; entre más pronto tenga los boletos de su lugar ideal, para estar presente: mucho mejor.