El juego da un viraje increíble. El vencedor, larga decimocuarto y ahora reasume el mando en el torneo, con 17 puntos más que su rival. El alemán que domina casi toda la carrera, solito va y choca contra la valla; la maldición por ser “local”, sigue.
Ayer sufría desconsolado por una falla hidráulica que lo puso fuera apenas en el primer round de las calificaciones y hoy, se alza con un triunfo apabullante: Lewis Hamilton con su Flecha de Plata ya es líder otra vez en el campeonato.
No es dable restarle ni un ápice de méritos a su remontada épica. Concreta la hazaña que parecía imposible. Sólo él.
Su triunfo es espectacular porque lo perpetra en el suelo de Mercedes Benz. Una maravilla que remata Valtteri Bottas, con quien hace el dueto: llegando segundo. Signan así un impensable doblete de los alemanes que es fantástico premio, de volada, por la renovación de contratos archimillonaria que firmaron hace unas horas ¡Y acertaron!
La sorpresa lo ha sido porque los contrincantes lucieron superiores desde ayer en la Qualys cuando Sebastian Vettel con su Ferrari se impuso señorial sobre un Bottas incapaz de repelar y de repeler la superioridad manifiesta de los rojos. Hoy, desde la largada, el germano agarró las de villadiego y ojos, que lo vieron marchar. Parecía incansable, a menos que…
…En efecto: el maldito error humano hiciera de las suyas.
Sebastian iba corriendo, silbando y bordando tan despreocupado, que perdió la concentración y en un error flagrante: él solito la regó. Tan simple como que olvidó la referencia de una frenada que había que hacer y en pleno “motódromo”, delante de los que ayer lo aclamaban, fue a embarrar su coche número 5 contra los muros de protección. Ahí quedó.
De nuevo, Vettel sale de un Gran Premio de casa, sin nada en las manos.
¿Cómo que sin nada? Llegó liderando en standing con un colchón favorable de ocho puntitos y queda sumido, ahora, en una postración como el segundo del listado, con 17 “puntotes” de menos. Tal vez haya sido el momento de inflexión, o mayor metida de pata, en la disputa por la corona de este año.
Claro que minutos antes había empezado a llover por aquí y por allá. Las gomas venían empapadas. Pero esto era igual para todos. Unos que rieron y otros que lloraron bajo la lluvia.
Por encima de su instinto y la incomparable habilidad para pilotar. Hamilton entendió de maravilla de qué se trataba. Lo llamaron a boxes para hacer un canje de llantas… …y en el último instante le cambiaron la orden, pues Lewis con fenomenal sentido de la oportunidad, saltó el camellón. Maniobró con exactitud. Y por eso fue que triunfó.
Entre los punteros, el británico ha sido el único que hizo sólo una visita a su taller. Esto es, que administró sus gomas y los demás recursos a la mano, como el consumado maestro que es.
Después del accidente tan zonzo de Vettel, entró el safety car: Bottas (el segundo) y Kimi Raikkonen con su Ferrari (que a la postre fue tercero) acudieron al canje de sus cuatro ruedas. Si bien, Lewis ya los traía en la buchaca.
Es cierto que, desde el murete de plata, hubo un mensaje para que Valtteri se mantuviera tranquilo detrás del líder. Había que hacer las cosas por nota. El campeonato aún es muy largo y Mercedes sabe que los Ferrari están mejor.
Al caso, completaron los diez en la zona que da los puntos, así: el cuarto, fue Max Verstappen con su Red Bull-Aston Martin. Luego Nico Hulkenberg en Renault. De Haas, Romain Grosjean quien quedó sexto. Enseguida, el piloto de México, Sergio Pérez (sobre uno de los Force India); seguido por su colega Esteban Ocon. El noveno, fue Marcus Ericsson de Alfa Romeo-Sauber, y tomando el punto final en disputa: Brendon Hartley con uno de los Toro Rosso-Honda.
La carrera volvió a ser apasionante. Como varias otras de la temporada.
Esto es que la Fórmula 1 pasa por un momento de maravilla. Y así llegará a México bien encendida en cosa de casi 100 días más.