“Llevemos la fiesta en paz” sabias palabras para resolver un complejo problema de negocios, el desencuentro con un amor, un lapso que sigue… O toda la vida.
La mexicanidad y los mexicanos tenemos nuestros dichos y también una forma de ser y de vivir, que nos distingue. Entre muchos de los modos y las costumbres, está ese maravilloso de la FIESTA. Una celebración o toda una forma para entender la vida entera y para pasarla. Porque lo bailado ¿quién nos lo quita? Lo demás, es lo de menos.
Fiesta por el bautismo, y fandango en el adiós a la vida ¿en cuántas regiones del país los cortejos fúnebres no van acompañados de música? La fiesta de los santos y también la de los difuntos. Termina la universidad, y fiesta. Comienza un ciclo por el equinoccio equis o ye, y fiesta. Puede ser el fenómeno social que más nos gusta o por lo menos, el que nos identifica a las claras. La bulla. El grito. La cohetería.
Cuando se quiere tratar y de la manera más rigurosa el tema deportivo de las carreras, no debe de ser la excepción. Bien entendida.
Hay 21 países selectos en los que se celebran Grandes Premios de Formula 1 y el mexicano se va a distinguir de nuevo, como lo hizo en el año previo, con una gran fiesta a la entrada al Autódromo Hermanos Rodríguez, una fiesta en las tribunas, otra más por el asfalto con cientos de caballos a todo galope y desde luego, la gran fiesta en el podio.
¿Sabes que todos los visitantes que estuvieron en el GP de 2015 se fueron muy impresionados por el público mexicano? por su conducta, por la espontaneidad y por esa rara alegría tan contagiosa.
Los grandes pilotos que subieron al podio se sentían ídolos del Rock. Qué mejor premio, qué terapia más eficaz que la distensión después de una ardua carrera con un coro de aficionados con el pecho todo abierto entonando, como una sola admonición: “canta y no llores”.
Es una reunión que nos eleva juntos por las emociones del vértigo. Un agrupamiento alrededor del glamour, de los personajes. Una concurrencia en la que el mecánico, el peluquero, el niño, la mujer, el magnate y el taxista se dan la mano para exhalar al unísono su hechizo ante la perfección.
Porque se está brindando el paso a la victoria del mejor. El que nos representa…
Lo “aspiracional” como se le llama, totalmente aspirado ahora que se puede. En el mañana quién sabe si habrá otra oportunidad.
Lo hecho ya ocurrió. Viene lo que está por hacerse y tú no te debes de perder la F1esta que ya casi está aquí.
El fin de semana del viernes 28 de octubre al domingo 30 se revivirá el ritual de la gama más alta de la velocidad. El mundo entero mirando a México en su mejor espejo.
Una F1esta en la que tú, eres el invitado a todo lujo.